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RETRATOS DESDE EL METROPOLITANO
SANTIAGO CAÑÓN VALENCIA: NI PRODIGIO, NI GENIO

Dicen que es uno de los mejores chelistas del mundo. Ante semejantes afirmaciones el bogotano de 27 años sonríe, incómodo. Ni prodigio, ni genio: él se considera un artista.

Por Laura Martínez D.

image2 1 - Teatro Metropolitano José Gutiérrez Gomez

El niño de seis años apenas podía sostener el peso del instrumento. Cuando hubo silencio en el auditorio abrazó el chelo y comenzó a ejecutar una danza trepidante con sus manos. Los dedos de la izquierda saltaban entre las cuerdas mientras el arco, en la derecha, asestaba las puntadas certeras de un scherzo de Vivaldi. El debut de Santiago Cañón Valencia como el más joven solista en toda la historia de la Filarmónica de Bogotá todavía conmueve: es la expresión del niño mientras toca -los ojos inmensos- como sorprendido por su propio acto de magia. Veinte años después Santiago cuenta que ahí mismo decidió que dedicaría su vida al chelo.

Siendo todavía un adolescente y acompañado por su madre viajó a Nueva Zelanda para comenzar su formación profesional. El empeño de la madre -también chelista- en la carrera de Santiago se gestó cuando, estando embarazada, decidió leer Las conversaciones con Pablo Casals a modo de conjuro, para que el hijo se convirtiera en un genio del violonchelo como el catalán. Algo de esa mística maternal mezclada con la disciplina del niño dio buen resultado pues la lista de reconocimientos y premios en su haber es larga y necesita traducción: -“es como si tuviéramos un premio Nobel de la música con 24 años”-, aventuró David García, Director General de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, en el documental Un viaje sublime: Santiago Cañón-Valencia.

Santiago reside en Alemania pero vive de hotel en hotel por el mundo. Hay algo de soledad en esa vida cosmopolita que inició con un desarraigo temprano y los sacrificios que fueron necesarios para no ser “simplemente” un niño prodigio. Para convertirse en un hombre comprometido a honrar el talento extraordinario con el que nació. Cuando le pregunto cómo ha logrado destacarse entre tantos músicos igual de virtuosos, habla del estudio respetuoso y concienzudo de las obras que interpreta: “se trata de encontrar las claves que dejaron los autores para leer un estado emocional pero también un contexto histórico y en toda esa operación encontrar mi propia voz también…”.

Poco queda de aquel niño de ojos inmensos, trajecito blanco y corbatín de lazo azul que recibió una ovación sentida en el Concurso Anual de Jóvenes Intérpretes de 2002. A los 27 años prefiere vestir de negro y lucir una larga cabellera que, seguramente, debe atar para sus presentaciones más conservadoras. Santiago Cañón Valencia puede darse el gusto de elegir obras cada vez más recónditas, autores cada vez más enigmáticos y sacudir el “deber ser” de la música clásica. Ahora cierra los ojos cuando ejecuta su instrumento pero aún sonríe como sorprendido por su propio acto de magia.


Prográmate para el próximo concierto de la XVII Temporada Internacional de Música Clásica con Santiago Cañón y Naoko Sonoda (piano, Japón)
Martes 11 de octubre, Teatro Metropolitano 8:00 p.m.
Boletería en la taquilla del Teatro y Tu Boleta


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